En el Club Polideportivo de
Limatambo, San Borja, se escucha el eco retumbante de una Revolución. A menos
de un mes de celebrar el aniversario número 227 del famoso episodio ocurrido en
Francia, un proyecto de nombre emblemático comienza a dar sus primeros pasos.
Se trata del Club Atlético Bastilla, que en tan solo unos días cumplirá su
primer año de fundación, curiosamente, el mismo día del ya mencionado
acontecimiento mundial que dividió a la historia democrática en dos: el 14 de
Julio.
Sin embargo, este ambicioso
proyecto deportivo y social fue concebido desde hace casi dos años atrás,
precisamente un 2 de Agosto del 2014. Aquel día, en el Estadio Nacional se
encontraban Diego Simón y Guido Bravo para ver el partido entre Universitario
de Deportes y la Fiorentina de Italia. Conversando sobre fútbol y sociedad,
apareció el sueño de tener un equipo propio, que reuniera los valores que hoy
difícilmente se encuentran. Ambos se lo comentaron a Claudia Ballón, Daniel Graña, Diego Alonso Sáenz, Edgar
Erazo, Jean-Pierre Dubreuil, Jonathan Strauss, Juan Carlos Vizcarra, Renzo
Vinatea y Ricardo Ampuero, quienes en
conjunto pusieron la primera piedra de un castillo que sabían que sería difícil
de derrocar.
“Teníamos desde hace algún tiempo
la idea de poder hacer algo relacionado con lo que nos gusta que es el deporte.
El de la idea fue Guido, que luego juntó al grupo y a partir de ahí fuimos
buscando personas que pudiesen ayudarnos con temas como la administración, las
cuentas, el scoutear chicos…” nos cuenta Jonathan, que pies sobre tierra, nos
habla también de la fase en la que se encuentra este sueño: “Todo esto se
encuentra en la fase inicial. El club recién cumple un año en Julio. Sin
embargo queremos ir creciendo en cuanto a disciplinas, así como crecer como
empresa e institución”.
El Bastilla cuenta con dos
disciplinas hasta el día de hoy. Una es el básket y la otra es el fútbol, sin
embargo, otros deportes están en la mira. “Sabemos que hay muchas otras
disciplinas. Podríamos añadir el vóley, el fut-sal, el fútbol 7, rugby…también
está la posibilidad de tener categorías menores”, añade Strauss.
El trabajo de gestionar estos
grupos no ha sido fácil. Muchos de los fundadores son jóvenes y esta es la primera
vez que se atreven a dirigir administrativamente una institución. “Lo que más
trabajo nos ha demandado ha sido la gestión del grupo, ya que tenemos dos
equipos, uno de fútbol y otro de básket. Y unir a los chicos, que se involucren
con el comando técnico, organizar sesiones semanales y mensuales de
entrenamiento, actividades extra-deportivas, solucionar los problemas que a
veces se generan entre compañeros, entre jugadores y cuerpo técnico…”. Suena
complicado desde la voz de Guido Bravo, fundador y primer presidente del club,
que al terminar dichas palabras cambia de expresión radicalmente para
explicarnos la otra cara de la moneda: “A fin de cuentas, todo este esfuerzo es
lo que más satisfacción nos da. Ver que los chicos llegan a entrenar temprano,
muchos de ellos sin conocerse, que terminen siendo amigos, que respeten la
camiseta, que se lleven algo más que un partido o un campeonato, eso es lo
gratificante”.
Y en realidad, existe el 100% de
coherencia entre sus últimas palabras y la filosofía del equipo. A través de
sus redes sociales y en cada medio en el cual aparecieron, los
‘Revolucionarios’ siempre dejaron bien en claro que su intención como club iba
más allá del mérito deportivo, claro está, sin dejar de ser competitivo. Cuando
consultamos a un miembro del plantel acerca de este aspecto nos quedó marcada
su respuesta. No sólo por lo que dijo, sino también por la coincidencia de
palabras y hasta frases que habíamos escuchado por parte de los fundadores.
Jerko Pavletich forma parte de la
primera ‘camada’ del Bastilla. Estudia Administración y trabaja para la marca
Adidas. Tras el entrenamiento matutino, nos concede unos minutos antes de poder
ir a estudiar, para ilustrarnos lo que se siente formar parte del club: “Estar
en el Bastilla es algo increíble. Muchos de nosotros ya nos sentíamos retirados
del fútbol. Nos sumamos más por la idea que tiene el club que por los
beneficios que podamos obtener y realmente puedo decir que nos hemos vuelto a
enamorar de este deporte, de esta idea de juego, de querer hacer un cambio”.
La identidad Revolucionaria también está arraigada en él: “Nosotros somos una
Revolución y eso queremos que se distinga. Esto es como construir una muralla,
tú no haces una pared de la noche a la mañana. Todo se consigue ladrillo a ladrillo”.
No es difícil imaginar que los mismos ideales se encuentran en todos los demás
jugadores.
Otro aspecto interesante es la
madurez con la que el equipo se maneja, aún con jugadores tan jóvenes. Según
las bases del Torneo de Segunda División
de San Borja, los equipos deben tener en cancha, en cada partido, cuatro
jugadores sub-18. Todos los demás integrantes de la nómina Bastillesca lo
conforman futbolistas sub-21. El primer plantel contaba con 24 jugadores, esta
vez son alrededor de 35 en el entrenamiento. Pero utilizando la honestidad que
lo caracteriza, Jonathan nos cuenta que se tiene que recortar el plantel. “Sin
embargo, no tenemos un número establecido de cuántos pueden quedar, y tampoco
nos limitamos. Si decimos que queremos 20 pero hay 22 con aptitud para
continuar no les vamos a cerrar las puertas” sostiene.
Como lo mencionábamos, más allá
de lo futbolístico, la ideología del club es formar seres humanos de calidad
antes que estrellas. Queríamos saber si en el Bastilla se encontraba alguna futura
promesa que pudiese brillar en algunos años. La respuesta de Guido fue clara:
“Más que promesas, hay muy buenas personas dentro del equipo. No nos
adelantamos y no es nuestro objetivo tampoco. Queremos algo más que solo buenos
futbolistas, queremos que si en alguna otra institución no les enseñaron a
saludar al rival, aquí lo aprendan. Que ayuden a levantarse al contrario, eso
lo van a tener presente siempre en su vida y marcaremos la diferencia
educándolos así”.
En lo deportivo, también se ha
sabido marcar una diferencia. Con un clásico uniforme de camiseta negra, shorts
blancos y medias negras, que le dan al equipo un toque de antaño, el CAB
disputó su primer campeonato oficial en la segunda mitad del año pasado: la
Segunda División Distrital de San Borja. Según la organización del campeonato,
el torneo se disputó con nueve equipos, incluyéndose el conjunto blanquinegro.
Según los registros, el cuadro dirigido en aquel entonces nada más y nada menos
que por Juan Cominges, ex seleccionado nacional por parte de Perú y actual
jugador de Cienciano del Cusco, culminó tercero en la clasificación general,
siendo el conjunto con más goles a favor que ningún otro, con 30 tantos
anotados, y además, con una diferencia de +20, la más alta de la competición.
A pesar de la obtención de dicho
puesto, salta a relucir el carácter competitivo y auto-exigente de Bravo: “El
balance es bueno, sin embargo creo que pudimos hacerlo bastante mejor de lo que
hicimos, por el plantel que teníamos, por el cuerpo técnico que teníamos,
porque contábamos con chicos con una enorme calidad. No nos arrepentimos de
nada, pero sinceramente creo que estábamos para más”. Jerko tampoco es ajeno a
este sentir: “Es una molestia que se ha quedado en el grupo porque sabemos que
fuimos superiores a todos los rivales de la Liga y nos quedamos con esa espina.
Pero se pasó la página e iniciamos desde cero. Más que un título, lo que
queremos demostrar es que se puede hacer un cambio con algo que inició pequeño,
y así llegar a lo más grande”.
Curiosamente, el Bastilla quedó
por debajo de los únicos dos rivales a los que no pudo derrotar en la
temporada. Uno es el Canteras Perú (2do) y otro es el Real Primavera FC
(Campeón), con el que cayó 1-0 en el partido considerado “el mejor de la liga”
por el registro del torneo. Y a la vez, equipo al que Guido recuerda de manera
casi especial: “Recuerdo muy bien a Primavera. Nos dedicaron unos cuantos
cantitos en la última fecha. Ellos jugaban después de nosotros en la última
jornada y cuando empezaron a ganar por 2-0 se escuchaba de su hinchada una
barra ‘cariñosa’ hacia nosotros”. Cuando quisimos saber el coro de dicha barra,
nos responde entre risas “te lo diría pero es un tanto irreproducible”.
Para lamento del equipo, sólo
clasificaban a Primera División los dos mejores posicionados. El CAB obtuvo 18
unidades, a tres del primero y a tan solo uno del escolta, cosechando seis
victorias, dos derrotas y ningún empate, llegando a estar incluso como único
‘puntero’ del campeonato en la jornada 5. Fuera de la estadística pasada, se
siente en el ambiente de cada entrenamiento el anhelo y la convicción de lograr
sí o sí el objetivo en esta oportunidad, y la verdad, es que es contagioso.
La institución no estuvo sola en
todo este proceso. El equipo obtuvo el apoyo de diversas entidades y
auspiciadores. Uno de ellos fue FreshLife, que dotó de hidratantes y agua a los
Revolucionarios. QuikeAnaya se encarga del trabajo fotográfico tanto del equipo
de fútbol como el de básket. La editora Diskcopy maneja el tema de la edición de
las mismas para su publicación en las redes sociales.
Diego Simón, también fundador,
tiene bien presente el tema de las marcas en las metas a corto plazo como
institución y club deportivo: “Ascender y permanecer en los primeros lugares de
los torneos. Como institución, asegurar la sostenibilidad del club por
muchísimos años, a partir de relaciones comerciales, auspicios o instituciones
que quieran sumarse”.
Y vaya que han aparecido aquellos
que quieren sumarse, y es que ahora la prestigiosa marca Nike es quien proveerá
indumentaria deportiva y las pelotas al cuadro blanquinegro. “Es cuestión de
tiempo para que más marcas se interesen”, añade Diego.
Además de los sponsors, en los
primeros meses de vida el club contó con bastante acogida en los medios nacionales
por la llamativa ideología que manejaba y por lo ambicioso que es generar una
mejor sociedad en un país que sin tener temor de decirlo, cada vez parece que
pierde más valores. Portales web y hasta diarios como Depor y El Bocón tuvieron
entre sus páginas la intención de los de San Borja, llegando incluso a que este
último periódico informara semanalmente sobre el andar del equipo en la liga.
Increíblemente, la idea
traspasó fronteras. El programa Marketing Registrado de Fox Sports, el portal
web Pasión Libertadores ¡y hasta un diario portugués! hicieron aún más conocido
al proyecto.
Por medio de las redes sociales
la institución también recibía reconocimientos, como los del periodista
deportivo Diego Rebagliati en Twitter así como de jornalistas españoles,
llegando a menciones de jugadores y entrenadores como Víctor Rivera, que llegó
hasta el lugar de entrenamiento del club para conocer más a fondo la ambiciosa
idea bastillesca.
El apoyo que recibe el equipo en
sus partidos también se hizo visible en las gradas. Según el registro, en el
primer juego del Bastilla, los blanquinegros lograron traer alrededor de 60
aficionados, y desde entonces, esa regularidad se ha mantenido en todas las
jornadas ligueras.
Y es que muy aparte de los resultados, el juego del CAB mantiene una idea de
“querer sentar las bases de un equipo que proponga, que sea ofensivo, que tenga
posesión de balón, que tenga un fútbol llamativo por sobre todas las cosas”
como nos cuenta Harold Coral, actual entrenador del equipo.
Harold forma parte del club desde
el 2 de Mayo del presente año, según su contrato. Es un hombre que según los
dirigentes “sabe manejar el vestuario, mantiene una filosofía institucional y
una línea deportiva, es bromista y tiene habilidad para crear buen ambiente
dentro del grupo”. Además de ser un ‘maradoniano’ empedernido. Luego de una
acalorada y divertida discusión entre los goles del ex-capitán argentino a
Inglaterra en el 86’, el ‘profe’ Coral nos concede un momento de su tiempo para
hablarnos de lo que se siente dirigir al equipo y lo que anhela para el mismo:
“Una responsabilidad enorme, un proyecto interesante. El objetivo es pasar a
Primera. Queremos ser solidarios, ser competitivos. En lo personal me
encantaría que el club siga creciendo, que sigamos consiguiendo cosas y
cosechando metas”, son las palabras del DT que anteriormente dirigió al
Germania y al Santa Felicia de La Molina. Y que siente un profundo cariño por
sus dirigidos, como lo siente Diego. “Como dirigentes es bueno estar siempre presentes
para los chicos, que sepan que hay una cara responsable dentro del club, que te
vean en los entrenamientos. La idea es generar relaciones de amistad con todos
ellos. Muchos nos saludan, conversan de fútbol como de la vida, nos piden
consejos…es muy gratificante. Queremos que ellos sientan y sepan que el club es
suyo. En verdad están comprometidos”. Además nos habla del buen trato entre los
jugadores. “En cumpleaños se llaman, a veces nos juntamos todos para una
parrillada, se juntan para jugar un partido cuando no estamos en épocas de
entrenamiento. Nos gusta que los chicos tengan esa relación”. Los lazos humanos
son vitales para la obtención de éxitos, sobre todo en tiempos en los que las
individualidades venden más que la colectividad de un grupo. Justamente a lo
último es a lo que aspira el Bastilla, a caminar diferente, a hacer las cosas
distintas. Por algo es una Revolución.
Pero el manejo distinto también
se genera desde lo administrativo. A partir de ahí, la institución aspira a ser
un ejemplo que no sea único en el país, sino que se pueda reproducir cada vez
más. Guido nos lo recalca: “Es una oportunidad para poder hacer las cosas bien,
una oportunidad para motivar al resto de la sociedad. Pero no esperamos ser los
únicos, esperemos que muchos otros clubes se unan a estos ideales. Nosotros
intentamos marcar la diferencia pero mientras más seamos será mucho más
beneficioso para todos”.
Pero para que quieran aportar a
la sociedad es porque se tiene un sentir de que hay ciertos aspectos que escasean
en la misma. “A mi humilde opinión, creo que a la sociedad le falta entender el
deporte como algo que va más allá del resultadismo, del blanco o negro. Creemos
que hay una falta de apoyo del Estado hacia el deporte, no ven lo importante
que es como motor de cambio social. Vemos a candidatos que hablan de todo menos
de un programa de deportes, una reforma o leyes. Un país que no hace deporte es
un país que va directo al fracaso”, son las crudas y reales palabras de un
Diego que adopta un matiz de seriedad en la voz al hablar del tema.
Para Jonathan Strauss, los medios
también reflejan y hablan mucho de lo anterior mencionado: “Hay un canal que
invirtió muchísimo en los derechos de la Copa América y que sin embargo, muchos
de los partidos los transmiten en diferido o por último ni los transmiten. Privilegian
otro tipo de programas, porque lamentablemente a muchos peruanos les interesa
mucho más el consumir de ello”.
Posterior a la crítica, hay
esperanza en sus palabras al hablar de las metas que se tienen a largo plazo:
La meta es llegar a las máximas categorías competitivas que existan en el país
e incluso hacerlo de manera internacional. Institucionalmente, la idea es
llegar a ser un club importante y conocido, tener sedes físicas, sociales,
centros de alto rendimiento. Incluso hemos tenido la idea de construir
colegios. La idea es ser vistos como un club modelo y que esto motive otras
iniciativas similares en el Perú. Eso va a tomar buen tiempo, más de cinco años
tal vez, requerirá mucha inversión”. Diego lo complementa: “La filosofía del
club es trabajar siempre en torno a determinados valores que determinen el
éxito tanto en lo deportivo como en lo social, generar con los chicos una
semilla de cambio”.
La ilusión y decisión que hay en
los ojos de cada miembro del club reflejan ese fuego incesante que tuvieron los
franceses del siglo XIX, aquellas personas que partieron, según la
Historiografía Clásica, la historia de la democracia en dos mitades. El
Bastilla también quiere marcar un antes y un después, una idea sostenible que
deje huella en la mente, el seno, el corazón y la historia del fútbol peruano.
Si para usted suena difícil o pesado, el anhelo que hay en las voces de los
generadores de este cambio es mucho más.
“El Bastilla significa una parte
importante de mi vida porque es un sueño que cada vez se va haciendo más real.
Me apasiona. Decir que tengo mi propio club y que me esfuerzo por entregarle
algo a la sociedad y al país me llena de satisfacción. Está presente desde que
me despierto hasta que me voy a dormir”, es el sentir de Strauss.
“Es mii aporte al cambio. Me
aburrí de reclamar y de no hacer nada. Cuando Guido me avisó no lo dudé y
acepté. Me gusta la idea de saber que estoy contribuyendo con mi granito de
arena a la sociedad y al deporte, y por los chicos a los que podemos ayudar”,
finaliza con emoción Diego Simón.
En Agosto iniciará una nueva
aventura para el Club Atlético Bastilla. Inicia su segunda participación en la
Segunda de San Borja, y la verdad, es que es gratificante el poder conocer que
dentro del país hay personas que quieren verdaderamente un cambio de
mentalidad, independientemente del resultado de un marcador o de bañarse de oro
tras la obtención de un título. Esta es la historia de un equipo que ha
empezado a hacer historia. Y aunque el comienzo tiene la estatura de Napoleón
Bonaparte, el final espera tener dimensiones mundiales. Si un pequeño francés
lo logró, ¿cuánto más un grupo de peruanos gigantes?