El
mayor desafío en la vida de Deborah Colker se verá concretado en menos de 40
días. La coreógrafa más famosa de Brasil tiene por delante el duro reto de
llevar a cabo la presentación artística de la ceremonia de apertura de los
Juegos Olímpicos de Río.
Y es aún más duro cuando el grupo no consta de
profesionales, sino de voluntarios. "Me
gusta trabajar y son muy demandante. A veces no paro ni siquiera para ir al
baño", les dejó en claro durante una sesión de ensayo en un cuartel
secreto del estadio Maracaná, lugar de la inauguración, y en el que estarán
expuestos a millones de personas alrededor del globo.
Sin embargo, la dificultad es aminorada
por la experiencia. Colker y su compañía han ganado un sinnúmero de premios
internacionales y han obtenido excelentes reseñas de algunos de los críticos de
danza más rigurosos del mundo.
Y el miedo no está en su diccionario.
"No tengo temor. Me encanta la gente. Cada uno es diferente, cada uno trae
su propia experiencia de vida, su propia condición social y emocional. Ya he
trabajado en espectáculos de larga escala. Es un desafío hablar con personas de
todo el mundo, de todas las edades y lenguajes. Tenemos que demostrar lo que
queremos con movimientos corporales".
Y las expectativas son grandes no solo
para nosotros, sino también para ella: "Traje conmigo muchos estudios que
he venido haciendo. Habrá cosas nuevas, un espacio nuevo que inventé y que
estamos trabajando aquí. Pienso que será una obra de arte. La ceremonia está
llena de protocolo, pero estoy muy orgullosa de lo que estamos haciendo.
Estamos trabajando con mucha pasión".
"Detrás de su colorida personalidad
y sus creativas coreografías yace una persona que impone disciplina". Así es como la califican algunos de sus
dirigidos, y es justamente el sello de unos Juegos que estarán marcados por las
mismas características.
El rostro del ritmo olímpico en Brasil. Fuente: río2016.com
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