lunes, 13 de junio de 2016

Balón dividido: Sociedad en juego

La polémica es, quizás, la nave más rápida en cuanto a lo que recorrer el mundo se refiere. El globo entero despertó con la imagen de un balón que parece impactar en un muslo, previo a chocar con un brazo. Y es que la Selección Peruana ha levantado, como pocas veces, la información deportiva más relevante del día, no sólo por eliminar a un minino Brasil, sino por el cómo. Las opiniones que dejó el tan conocido gesto de Raúl Ruidíaz para dejarnos como punteros del Grupo B de esta centenaria Copa América, se extienden hasta las ramas sociales que pueden o evidenciar la ideología predominante del "más vivo" en nuestro país, o ser solamente la emoción embargante y tal vez egoísta de ambicionar con quedar marcados en la historia del fútbol para siempre.

En la esquina derecha, con 41 años de amargura frente a los 'verdeamarelhos' y 80 kilos de optimismo, se encuentran los que pueden jactarse de haber gritado dos veces el mismo gol frente a la histórica selección del ausente Neymar, a sabiendas de las circunstancias en las que el tanto se dio, y en los que la 'viveza' remplazó a la razón. Y por esta otra, con denotadas arrugas que el pesimismo propio les generó alguna vez, están los que probablemente sacan cara por la ética deportiva, no sin antes, claro, haber despegado de su cómodo mueble tras la anotación.

"Esos partidos no se deben celebrar" - "Pero ¿qué importa? así es el fútbol y esta vez nos tocó a nosotros" - "¿y después te quejas de que a los peruanos nos tildan de deshonestos?" - "pues, una nación de primer mundo y refinada como Francia fue a Sudáfrica de la 'mano' de Henry".  Es la comidilla de hoy. ¿A quién darle la razón? ¿Verdaderamente esta acción puede representar y reflejar los ideales de nuestra sociedad?

Todo en la vida necesita un equilibrio. El caos generado en párrafos como el de arriba es el producto de no entender por momentos las variables que se presentan en casos como el presentado. Partamos desde lo evidente: el gol de Raúl sí fue con la mano. Es cierto, la pelota choca en el muslo antes de ingresar al arco pero antes se estrelló con la zona ilícita del jugador de fútbol. Peca de hipócrita el blanquirrojo que dijo que no lo celebró, empezando por el hecho de que en primera instancia no es notoria la falta del hombre de Universitario. Es ciertamente desmedido calcar este hecho con la realidad social nacional. ¿Qué país no verá por sus intereses en  una situación tan histórica e irrepetible? Ni la Francia de Tierry en el 2010 ni la Argentina de Maradona en el 86' pudieron contra la tentación de quedar enmarcados en el cuadro del salón de la fama de la polémica con tal de llegar a la meta de la alegría. Y es que tiene que ver con el contexto: si hubiésemos estado jugando por el honor en el grupo, nadie hubiese dicho nada. Pero era contra Brasil, contra la lógica, contra la historia. Desde el peruano más chabacano hasta el emperador más pulcro, todos y cada uno siempre verán el fin por encima de los miedos cuando de beneficios se trata, por lo menos en la mayoría de los casos. En conclusión, a lo que quiere llegar este párrafo no es al cien por ciento de la defensa de dicha jugada, sino más bien a dejar en claro que la viveza no tiene Marca Perú. Pasa en todo lugar en el que el sol haya alumbrado alguna vez.

Por otro lado, quedar expuestos ante la óptica mundial por lo ocurrido ayer en Boston, nos debe llamar a la reflexión más que al alardeo. El fútbol es un juego, por tanto, incluye valores inherentes a lo que la definición de "juego" se refiere. Velar por la honestidad en el deporte es la rueda no más grande de un engranaje que debe empezar por casa. La transparencia es algo que lamentablemente sí estamos perdiendo todos, y por "todos" no excluyo al mundo. Suena imposible e hilarante para el que sólo busca pisotear esfuerzo ajeno con astucia viboresca, pero vamos, el Fair Play no está ni estará pintado como un adorno bonito de la FIFA. Calificaremos de loco al jugador de nuestro equipo que acepta su error frente a una situación beneficiosa, pero los demás, sin duda tendremos bien pegado a la retina gestos como el que el máximo goleador en la historia de los mundiales (nada menos), Miroslav Klose en un juego de la Lazio en la Liga Italiana. ¿Calificaremos a la sociedad alemana como 'idiota' o como honesta?

Pues aunque usted no lo crea, fuera del resultado, aún existen alemanes nazis, y peruanos honrados.

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