Titulares casi hechos, recalcada la palabra “Madrid” por
todos lados, un Torres sonriente y la tinta cansada de repetir la palabra que
tantas veces caracterizó a los de las franjas rojiblancas: “guerreros”. Pero guerreras fueron las almas de los goles
de la remontada, y guerrera fue la esencia del hombre a cargo de enmarcarlos en
el resultado final. Portadas (casi) hechas para un equipo que puede alterar cualquier
párrafo. Por eso, tras un prometedor inicio del rival, Barcelona derrotó por 2-1 al Atlético de Madrid en el choque de ida por los Cuartos de Final de la Champions League. ¿No les dije que éstos cambiaban todas las líneas?
El Atlético no dudó en salir fiel a su diseño e ideología.
No sorprende que haya sido más atrevido que su propio rival de patio, cuya
primera mitad en el Clásico sabatino se redujo a esperar en campo propio al
dueño de casa. Todo lo contrario. Los ‘cholistas’ arribaron sin aparente temor
en terreno blaugrana durante gran parte de la primera mitad. El fruto de la
osadía tenía nombre y apellido: Fernando Torres, uno de los villanos más
conocidos del Camp Nou, tras pase de Hernández, definió entre las piernas de un
desconcertado Ter Stegen, de un desconcertado Barça, de un desconcertado
estadio. El fantasma capitalino se volvió a instalar en césped catalán y el
rostro de cada jugador local lo evidenciaba.
Pero la efusividad goleadora se transformó en energía mal
canalizada. El ‘Niño’ pecó de inmaduro, y luego de 2 entradas terribles en seisminutos, regresó a los vestuarios para contrastar lo que había sido la actuación
que tuvo en el campo. Aún así, “aferrado a la vida” no sería la frase que
describa a los de Madrid, por lo menos hasta el final de los primeros 45’. Cual
calca del Derby, los de la capital supieron plantarse con 10 y continuar
haciendo daño.
Hasta aquí la primera parte del juego. Hasta aquí la primera
parte del texto. Luego todo cambiaría de color.
Cerrojo nuevo y actitud fresca para volver a hacer respetar
la casa. Balanza invertida con un peso indiscutible de la excesiva agresividad que
los de Luis Enrique utilizaron para crear 4 ocasiones desde el 45’ al 55’.
Recuperación de identidad y violencia ofensiva fueron los ingredientes del
embate futbolístico catalán, que no permitió siquiera que el rival asomara a su
campo. Todas las descripciones y actitudes del presente párrafo apuntan a las
cualidades del ‘Man of the Match’: Luis Suárez. Un rebote fortuito y un
cabezazo solitario le devolvieron el alma al último monarca continental.
Asedio asfixiante y ninguna respuesta opositora. Los 5
minutos extra se convirtieron en todo un parto para los ‘colchoneros’.
Era resistir o morir en el intento. El que resulte la primera de ambas
opciones, agregado a la condición de local en la vuelta les debe haber devuelto
el aliento al Atlético. Pero sin duda alguna, el Barcelona demostró con
argumentos sólidos por qué es el primero en el país ibérico. Si hay algo que duela más que una muela 'picada' es un alma herida. Hoy hubo un intercambio en el Camp Nou, el residente se sanó de la segunda; el visitante no olvidará hasta el próximo miércoles lo molestoso que fue la primera.
El choque de vuelta se jugará el próximo miércoles 13 a las 13:45 pm. (hora peruana).
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