La carrera empezó como empezó en Catalunya. Los rojiblancos fueron los dueños de la intensidad, apretando las salidas blaugranas e inyectando suspenso en los metros finales del área de Ter Stegen. El resultado de la dinámica fue la explosión del público del Vicente Calderón, cuando Antoine Griezman conectó un cabezazo en el área al que el alemán no pudo llegar.
De a pocos el 'culé' ganaba terreno como el Atlético se lo permitía. Sin embargo, la posesión y la efectividad no fueron de la mano, y las llegadas presentadas no fueron protagonizadas por los que debían hacerlo. Suárez bajando hasta su propio campo fue la imagen que ejemplificaba la necesidad de que alguno de la 'MSN' pudiera hacerse con el trámite del juego. En 90' tal necesidad nunca se satisfizo.
Eso sí, la prueba de velocidad se convirtió en una carrera de resistencia, pues el segundo tiempo fue todo de los de Iniesta y compañía. Simeone olvidó que estaba en zona técnica y se metió en el medio de la barra popular, pues se disfrazó de director musical para levantar las palmas y fundir las gargantas de la hinchada que, valgan verdades, parecía que venían de la caliente Sudamérica. La correspondencia de parte de los jugadores se traducía en salidas esporádicas que sorprendan la zaga de Mascherano y Piqué, y de recuperaciones de poca duración.
En una de esas el 'Aleti' divisó el listón de llegada, e impulsada por la misma y un inspirado Luis Filipe, agarró mal parado a su rival. Tres contra uno, tres contra dos, el brasileño que evade a uno y el pase que en vez de encontrar el botín de Antoine, se topó con las mano de don Andrés, la misma que utilizó para rascarse la nuca y cubrirse el rostro mientras veía como Griezman la mandaba al rincón inferior del arco, poniendo el 2-0.
Uno se preguntaba con qué autoridad el 'Cerebro' pedía la misma falta en área madrileña, luego de que una jugada en la que debió ser expulsado, reclamaba airadamente la pena máxima. Rizzoli dijo tiro libre, y Messi dijo "no sé qué me pasa". Balón por arriba del techo de Oblak.
Final del encuentro. Manos arribas para los del 'Cholo', pero que no se confundan, que lo que parecía el listón de llegada era solo una vaya.
Bajones futbolísticos los tiene todo equipo, el quiebre se da cuando los tienes en una etapa decisiva. El conjunto catalán era imbatible hace un mes; hoy, que se va acabando la carrera, queda extenuado en la maratón, y la asistencia médica no encuentra un diagnóstico claro, pero sí varios síntomas que podrían ser responsables del mismo.
Inicios y finales. El hombre que encuentre manejar ambas, es un hombre que encontró la constante de la vida, y esperanza en el desarrollo de las mismas.
Las dos caras de la moneda. El adiós del campeón y la ilusión del que busca destronarlo.
Fuente: Marca
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