El Borussia comenzó pegando primero. aprovechando las falencias y debilidades de su pequeño contrincante. Mkhitaryan y Aubameyang embatieron de entrada a los 'Reds', que rememoraban previo al encuentro la tragedia de Hillsborough, y que, de no reaccionar, sufrirían otra en menos de 90'.
La rebeldía vino después. Origi, empezando la segunda mitad, le devolvía el alma al 'Beatles' Team'. Como cuando el 'grandote' empieza a fastidiar y encuentra una respuesta violenta, la reacción de seriedad que habían perdido los 'canarios' la recuperaron al instante. Marco Reus congeló Anfield, así como a las chances de la revolución de un equipo que de revoluciones sabe muy bien, y si no que se lo pregunten al Milán del 2006.
Tengo la dicha de tener a Valentín en mi vida. Sé que mi hígado sufrirá problemas en el futuro (los cuales se los haré remediar). El pasillo de nuestra casa sirvió de campo de fútbol y de gran parte de las hazañas que a sus trece años actuales, este pequeño puede lograr: el derrotarme. Una primera cuota de esfuerzo con resultados siguió a la determinación que obtuvo para triunfar. Por eso era inevitable recordarlo cuando Coutinho, esa primera cuota de esfuerzo, puso la primera piedra para construir una noche de las que uno quiere enmaracar y tener para siempre en su habitación preferida. Y es que las tribunas del estadio inglés pasaron del sólido al vapor, cuando Sakho puso de cabeza el 3-3 y 'de cabeza' al hermano mayor, que, como muchas veces pasa (y me pasa), pierde los argumentos para buscar una reacción, y si la busca, se duerme. Entonces aparece un Lovren que termina de despertarte, cuando el reloj es muy tarde y la pesadilla está consumada. 4-3. Histeria e historia sólo se diferencian por una letra, pero ambas se conocen y se encuentran mucho, como aquella mágica noche en Estambul hace casi una década atrás.
Pitazo final. Hazaña. Un padre que aplaudía la osadía de su pequeño en formación, ante uno ya hecho a su imagen y semejanza. Jurgen Klopp tiene varios motivos hoy para sentirse orgulloso. Sabe que el primero está diseñado para seguir creciendo en la vida, como sabe que hoy mimará al segundo con aquella canción que le cantaron antes de la epopeya, aquella que sostuvo a su primogénito en sus primeros años, y que hoy se tatúa en el alma para dedicársela al segundo y decirle "como formé al primero te formaré a ti, ten por seguro que Nunca Caminarás Solo".
Sakho y Lovren escriben una nueva épica para la historia de Anfield Road.
Fuente: Andina.pe
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