La jornada acababa y la Liga ardía. Valencia fue un buen administrador y contabilizó las que tuvo, el 1-2 volvía a reprender las cenizas que querían renacer del fénix que tiene como nido el Camp Nou, que valgan verdades, también ardió tras el pitazo final, o quizás desde mucho antes. Igualdad de unidades con el Atlético y el aliento en la nuca por parte del Real Madrid. Ambiente tenso y frustrante en tienda azulgrana, en medio del ruidoso silencio del dolor, la voz albiceleste irrumpió como bulla ensordecedora en el alma del equipo.
"Si jugamos así los vamos a ganar todos. Lo de hoy ha sido una injusticia", concluyó el 'Jefecito'. ¿Existe justicia en este deporte? Todos sabemos la respuesta. La misma actualidad del conjunto de Luis Enrique lo reafirma: de los últimos 6 encuentros, 4 derrotas y dos empates. Sin mencionar que ante los valencianos hicieron un partido discreto para lo que siempre se espera del nivel de Messi y compañía.
¿Volvería Alves a publicar un video como el pasado? ¿Sería sólo una derrota más? Entre Champions y La Liga, la situación más caótica fue la continental, ¿por qué no hacerlo en esta? Porque así como hay victorias que valen más de tres puntos, hay derrotas que son valoradas cualitativamente con menos del cero. Quizás eso ardió en el corazón y la garganta de Javier.
Las persianas cerradas aún no dejan entrar la luz a la habitación del Barcelona. El joven en algún momento despertará y encontrará el desorden que la última fiesta de 39 juegos en racha le dejaron. Posiblemente el despertador no sonará por sí sólo, pero puede que sí suene la llamada de un 'Jefe' que le recuerde que volver a la órbita en los deberes no es una opción, sino una obligación. Más aún cuando el proyecto de la empresa se pone en riesgo al final de la etapa de "entrega de logros".
Javier Mascherano aún no anota un gol oficial en el FC Barcelona.
Imagen: Marca
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